Derecho humano a un ambiente limpio, saludable y sostenible

Autora: Verónica Delgado

Fuente: Diario de Concepción

11 de diciembre de 2021

Redactando una Nueva Constitución, que esperamos sea una que ponga el acento en los temas ambientales, hídricos y territoriales, es importante resaltar que, a nivel internacional, ha habido avances en materia ambiental desde la mirada de los derechos humanos.

Así, el pasado 8 de octubre, después de décadas de trabajo de muchos actores en el mundo, se logró el reconocimiento, mediante la Resolución 48/13, del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, del acceso a un medio ambiente como un derecho universal.

Debemos celebrar que se haya reconocido que tener un medio ambiente limpio, saludable y sostenible es realmente un derecho humano. Y que se trató de una decisión unánime (pues hubo 43 votos a favor y 4 abstenciones) y que se discutió y negoció gracias a una iniciativa de Costa Rica, Maldivas, Marruecos, Eslovenia y Suiza.

Además, reconoce que este derecho humano es importante para el disfrute de los derechos humanos; que está relacionado con otros derechos y el derecho internacional vigente; y que su promoción requiere la plena aplicación de los acuerdos multilaterales relativos al medio ambiente con arreglo a los principios del derecho ambiental internacional. Por lo mismo alienta a los Estados a crear capacidades para las actividades de protección del medio ambiente a fin de cumplir sus obligaciones y compromisos en materia de derechos humanos, e intensifiquen la cooperación con otros Estados, la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, el resto del sistema de las Naciones Unidas y otras organizaciones internacionales y regionales, organismos, programas, etc. creando sinergias entre la protección de los derechos humanos y la protección del medio ambiente, teniendo en cuenta un enfoque integrado y multisectorial y con igualdad de género.

Ciertamente no se trata de una resolución vinculante, pero ya sabemos que ella impulsará en muchos países acciones más concretas y ambiciosas, como de hecho ha ocurrido en Chile con la resolución que el año 2010 declaró el derecho al agua y saneamiento como derecho humano.

De hecho, -que duda cabe- estas dos resoluciones permearán nuestra nueva carta fundamental; y así avanzaremos de manera más rápida y responsable, en hacer frente a la crisis climática y a la protección del medio ambiente y sus defensores, para lo cual, por cierto, debemos sumarnos al Acuerdo de Escazú cuanto antes.