COP26: una esperanza frágil
Fuente: Diario de Concepción
Aún cuando es complejo proyectar resultados de la COP26, esta columna presenta algunos factores a considerar para el potencial éxito o fracaso de Glasgow.
Un factor a tener en cuenta son los antecedentes de la COP26.
Primero, una pandemia que retrasó un año los acuerdos climáticos y que redefinió el contexto global de su diseño e implementación. Segundo, el insuficiente avance de la COP25, especialmente respecto a la implementación del artículo 6 del Acuerdo de París, inyecta presión al éxito de esta Conferencia. Tercero, la evidencia científica del sexto informe del IPCC, sumado al último informe de la ONU sobre la baja ambición en metas de mitigación, exigen una COP26 con resultados concretos. Finalmente, la mayor convocatoria y movilización de la sociedad civil contra el cambio climático, demandan a los Estados, particularmente los desarrollados, menos palabrería y más acción.
Este contexto influye en las prioridades de la COP26. En materia de mitigación, los textos de borrador respecto del artículo 6 están avanzando, y pareciera existir mayor acuerdo en establecer mecanismos que eviten el doble conteo. Otro punto relevante ha sido el financiamiento climático.
En la COP15 de Copenhague, los países desarrollados se comprometieron a que desde el año 2020 se destinarían U$100 billones anuales a países en desarrollo para financiar acciones de adaptación y mitigación. Dicho compromiso no se cumplió, alcanzando el 2020 un poco más del 70% comprometido. Afortunadamente, anuncios de esta primera semana entregan esperanza para que, al menos al 2022, el compromiso de cooperación financiera se cumpla. Por ejemplo, Noruega dobló su aporte, llegando a U$1.6 billones, Dinamarca sumó otro billón a su contribución actual y Japón prometió U$10 billones al 2026.
En lo logístico, esta COP no ha estado a la altura. Más allá de las limitaciones que impone la pandemia, la presidencia de UK no ha entregado espacios efectivos de participación a organizaciones observadoras. Buenos niveles de transparencia y participación de la sociedad civil en negociaciones, contribuyen a generar compromisos más ambiciosos. Ojalá, durante la segunda semana esto se corrija y la sociedad civil sea protagonista al cierre de los acuerdos.
En suma, hay buenas señales en la negociación, pero aún insuficientes para lograr una COP que pavimente progresos climáticos de cara al 2030. Esperamos contar la próxima semana con avances concretos y, la incorporación efectiva de la sociedad civil, facilitando su acceso a las negociaciones.